El objetivo final de la optimización del proceso es aumentar tanto la eficiencia como la calidad, que se acompaña de elementos de medición y control de funcionamiento continuo y, por lo general, da como resultado una automatización parcial o completa del proceso.
Si bien los esfuerzos de automatización se han centrado hasta ahora en permitir que las máquinas realicen procesos de producción rígidos y repetitivos de la manera más completa posible, con ganancias de productividad en primer plano, ahora se están haciendo esfuerzos para permitir que se lleven a cabo secuencias de trabajo con diferentes tareas utilizando sistemas de fabricación flexibles. Esto no solo debería aumentar la productividad, sino también aumentar la flexibilidad y la rentabilidad general.